sábado, septiembre 06, 2008

¿Cuántas ganas?

Los niveles de deseo sexual que tenemos las personas no son iguales. Tampoco mostramos el mismo interés por el sexo en todas las épocas de nuestra vida. Este hecho es de considerable importancia para la vida en pareja. La compatibilidad temporal y la sincronía en las parejas no siempre es automática. De hecho, suele requerir atención y conciencia para alcanzar un equilibrio entre los deseos de ambas personas.

El deseo de la pareja en el tiempo pasa por distintas etapas. En ocasiones los cambios se deben a otros factores de la vida. La actividad sexual requiere tiempo y energía. Cuando se cuenta con más tiempo de esparcimiento, las ganas de tener actividad sexual se intensifican. Igualmente, cuando se viven tiempos alegres y positivos, la vida sexual puede cobrar relevancia. La relajación y el gozo intensifican el deseo sexual.

Por otra parte, cuando se viven tiempos de estrés y de presiones, el apetito sexual suele disminuir. La actividad sexual puede convertirse en otra presión más. No obstante, si se sucumbe al deseo en tiempos como éstos, la experiencia puede servir de desahogo de tensiones y conducir hasta el éxtasis sexual.

Una de las dificultades más comunes de la vida en pareja es la coincidencia en el grado de deseo. Resulta difícil muchas veces alcanzar un equilibrio entre las necesidades de una y otra persona; no siempre es el hombre el que persigue y la mujer la deseada. Entonces empieza el juego del gato y el ratón, y la falta de coincidencia en la hora de ir a dormir se hace patente. Siempre hay algo que hacer antes de irse a la cama. Se trata de que el deseo del otro se diluya en los brazos de Morfeo.

Lo más importante para empezar a resolver esta situación es comunicación. Si ambas personas están dispuestas a hablar, a expresar su vivencia de la situación y si son capaces de escuchar, una buena parte del problema está resuelto. La buena voluntad sumada a la comunicación suele dar sus frutos.

Obviamente, la falta de deseo se considera un problema cuando es persistente y recurrente −especialmente cuando se vive en pareja y si el nivel de deseo de la otra persona es muy distinto−. Los casos de compulsividad sexual pueden también llegar a ocasionar problemas en la persona y en la pareja.

Las causas de la falta de deseo desde el punto de vista clínico son muchas, por lo que no se puede dar un remedio generalizado, pero cuando simplemente se trata de una situación temporal, lo importe es aceptar y reconocer que no siempre podemos estar en la cima y que todas nuestras apetencias sufren altibajos y también el deseo sexual. Por lo que aceptar que ya vendrán tiempos mejores puede rebajar considerablemente la ansiedad añadida. Y para la otra persona, no tiene porqué participar de un régimen impuesto, para eso esta el autoerotismo, la autosatisfacción.

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