domingo, julio 13, 2008

Voy a extrañar cuando ya no pueda ir

A las 7 am comenzó mi día, no sé como me levante y entre a la regadera, aún me preguntó si tome el jabón y me talle, jajajaja, estoy segura que seguía dormida.

A las 9 ya estaba en Mazapa, a diferencia de mi hermana, preferí no dormir, mejor me prepare un licuado y vi El Diván de Valentina y 31 minutos.

Fui a misa, y la verdad no me disgustó el Evangelio, hablaba de la parábola del sembrador, aquí parte de ella:

De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo:
De oído oiréis, y no entenderéis;
Y viendo veréis, y no percibiréis.
Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado,
Y con los oídos oyen pesadamente,
Y han cerrado sus ojos;
Para que no vean con los ojos,
Y oigan con los oídos,
Y con el corazón entiendan,
Y se conviertan,
Y yo los sane.

Después de esto, en el almuerzo nos acompaño mi abuela José, comimos para variar barbacoa y el mejor consome que yo he probado y estoy segura que no habrá otro igual. Después, baje a saludar a mi otra abuela y ahí que me agarra mi prima Beatriz y convirtió mi cabello lacio en medio quebrado, jajajaja, lo malo es que para estas horas mi cabello ya se rebelo y se resistió a seguir con ondas.

Después de esto, nos invitaron a comer los vecinos, me puse a ver la televisión esperando regresar de nuevo al ajetreo de esta ciudad que a pesar de todo me encanta. Me quede dormida en el camino.

La verdad mi pueblo esta lindo en estas fechas esta pintado de color verde, huele a humedad y sobre todo me relaja.

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